Se liberaba a la estatua del dios de la cinta de lana que lo ceñía durante el resto del año. En la ciudad reinaba una alegría desmesurada: se suspendían las sesiones del senado, se aplazaban las ejecuciones, se daba vacaciones a los escolares, se realizaban sorteos de lotería, se celebraban banquetes públicos y se enviaban regalos unos a otros; en las casas se invertían las clases sociales: los esclavos vestían las ropas de los señores y los criticaban sin temor a castigo.
Fue Constantino el Grande quién decidió hacer coincidir el nacimiento que Jesús de Nazaret con la celebración del Sol Invictus el 25 de diciembre. Aprovechando la fiesta pagana y convertirla en una fiesta cristiana.
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